Hace poco tuve la oportunidad de vivir uno de los momentos más especiales de mi vida ,un viaje a Italia para reencontrarme con mi familia. Después de años sin poder abrazarnos, las circunstancias finalmente se alinearon y decidí que era el momento perfecto para reconectar con mis raíces.
Italia con sus paisajes de ensueño y su historia infinita, no solo fue el escenario de este reencuentro sino también un espacio donde reviví memorias y creé otras nuevas. Recorrer las calles que mis antepasados alguna vez caminaron, disfrutar de la comida el idioma y la cultura fue una experiencia transformadora.
El viaje estuvo lleno de momentos mágicos. Largas charlas acompañadas de un buen café italiano, hasta los paseos por cada rincon que me volaron la mente, cada día fue un recordatorio de la importancia de la familia y del disfrute. Fue increíble ver cómo a pesar de la distancia y el tiempo que pasa sin vernos personalmente, los lazos se mantienen fuertes, como si nunca hubiéramos estado lejos.
Italia no solo me llenó el corazón, sino que también me inspiró en mi día a día, en mi rol como mamá, hermana, hija y emprendedora. Estas experiencias siempre me recuerdan lo valioso de estar conectados con quienes amamos, sin importar dónde nos encontremos. Ahora a mi regreso, me siento renovada y lista para enfrentar nuevos desafíos en todos los aspectos de mi vida.
Este viaje fue mucho más que unas vacaciones, fue una verdadera reconexión con mi historia familiar y con un tesoro que llevaré conmigo para siempre.
Las conexiones con la familia, los lugares y los momentos especiales son los que le dan luz a todo lo que hacemos.
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